domingo, 29 de diciembre de 2013

Primer Salto


Interesante mirada al Mercadeo desde el punto de vista de un físico. Genial para todos aquellos curiosos e inquietos estudiantes de Mercadeo del mundo. 

Fuente:  http://lucianomaciasblog.wordpress.com/2010/09/07/mi-primer-salto/


Mirando  en retrospectiva puedo conectar cada uno de los hechos de mi vida y parecería una secuencia natural mucho más que lógica.  Si hace 10, 20 ó 30 años hubiese querido proyectar cada uno de mis sucesos futuros y hubiese construido una secuencia razonable y lógica, mi presente sería diferente.

La ilusión de continuidad nos hace creer que el presente se extiende hacia el futuro cambiando apenas levemente y nos impide ver que son sucesos mínimos en el tiempo infinitamente significativos y sobre todo discretos, es decir no contínuos, los que modelan nuestra vida.

Hace algo más de 20 años empecé a estudiar ingeniería, con una vocación más cercana a la ciencia que a la tecnología.  Me dejé encantar por la física y mientras estudié la mecánica clásica me convertí sin darme cuenta en un determinista radical. Creía que las leyes de la naturaleza estaban escritas y que eran visibles, que mis sentidos eran testigos inmejorables de las verdades del universo. Y fue entonces cuando tras seguir la pista de miles de años de ciencia llegué a estudiar el último minuto de la humanidad, los albores del siglo XX.

Algunos eventos inesperados en experimentos sobre la luz, la gravedad y la electricidad lo cambiaron todo justo antes de comenzar el siglo XX.  Nos llevaron a descubrimientos que hoy más de 100 años después han cambiado completamente la vida en el planeta influyendo no solo en la ciencia y la tecnología sino en la cultura misma. Y sin embargo, todo ese conociento sobre la electricidad, los átomos, la gravedad, la masa y la materia es apenas entendido por una porción muy pequeña de nosotros.

Cuando empecé a estudiar la teoría especial de la relatividad, perdí mi fe en el mundo determinista, ese que se podía predecir con leyes simples y más que entender las complejidades matemáticas me quedé absorto al ver sus consecuencias filosóficas. Entender que como hombres somos ménos que una peluza de polvo al viento, que vivimos en un micromundo en donde por ser tan pequeños y efímeros no podemos apreciar las verdades del espacio y el tiempo.

Esas divagaciones filosóficas quedaron después sepultadas por varios años de estudios técnicos.  Era en mi propia medida, la conquista de mi alma por la ingenieria romana mientras se devastaba el conocimiento griego. Pero viéndolo ahora, en retrospectiva, nada ha sido en vano. Todo el pasado tiene un valor que puede ser aprovechado ahora y para siempre.  Los sucesos lógicos hacia atrás y arbitrarios hacia adelante me han llevado a que mi mayor experiencia ya no esté en la física, ni en la ingeniería sino en el marketing.

Y por eso empiezo hoy a escribir. A dar mi primer salto. A conectar los puntos del pasado y darles sentido para el futuro, usando una analogía de la que siempre fuí consciente pero que nunca me atreví a usar. No es perfecta pero me ayuda a explicar muchas cosas.  Esta analogía es prosáica y disruptiva a la vez ya que tiene uno de sus extremos en el mundo del consumo y el otro en la poco intuitiva física cuántica.

Según nuestra experiencia para recorrer la distancia entre dos puntos debemos pasar por una serie continua de puntos intermedios. Eso nos lo enseña nuestra experiencia y lo podemos constatar a diario a través de nuestros sentidos. Pero en el mundo de lo muy pequeño las partículas ya no se mueven en espacios como los que tenemos en mente sino en niveles de energía y estos niveles no son continuos. Un ejemplo sencillo es un electrón que puede pasar de una orbita a otra de un átomo sin pasar por puntos intermedios. Y es que se mueve en niveles de energía que son discretos, no contínuos, y solo tiene dos opciones quedarse en su nivel actual o hacer el “salto cuántico”,  es decir desaparecer de un nivel y aparecer en el siguiente. Algo descabellado de acuerso a nuestra experiencia pero que está ocurriendo ahora mismo millones de veces en nuestro propio cuerpo.

Que tal si por un momento pensamos que tenemos las mismas opciones que un electrón y que podemos quedarnos en la misma órbita para siempre, o que podemos buscar la posibilidad de dar el salto.  Son pequeños hechos, discretos, los que hacen la diferencia, y la hacen por que estos hechos se dan bajo ciertas condiciones. En cuantos ejemplos de saltos cuanticos podríamos pensar, cuantas personas, cuantas empresas que se han elevado por encima de sus pares por que crearon las condiciones para ir al siguiente nivel mientras el resto se acelera en seguirlas y por más desesperados que sean sus esfuerzos apenas pueden seguir rotando en la misma órbita.

A partir de ahora, mi tarea de cada semana y por 25 semanas más será mostrar los paralelos entre el mundo del marketing y la física cuántica con ejemplos reales. No se hasta donde llegue este experimento, pero si está leyendo esto ya estoy creando las condiciones para ir a la siguiente orbita y entonces habrá valido la pena.